salgo al otoño
como galope cansado sobre una veta del cielo
en el espesor de estas horas no habita
la habitual monocromía de las postales
pero la piel de la tarde tiene fisuras
y el sol se desangra sobre un silencio fingido
poblándome la retina de pulsiones legítimas
venas hinchadas de espanto y urgencia
que florecen en un paisaje siempre distante
sólo pájaros despojados de volumen
en la magra simulación de la mirada
No hay comentarios:
Publicar un comentario